TP. Cuando el jubilado don Anselmo, llega a la Residencia de ancianos San Camilo, encontró allí algo muy distinto a lo que esperaba, porque los cinco ancianos con los que debería compartir el dormitorio pertenecían a un equipo de fútbol y le manisfestaron en la penuria en que se hallaba su equipo. Cerca de la residencia había un colegio. Y en el colegio, un equipo de fútbol compuesto por chicos de diez a trece años. Y los ancianos de la Residencia, que presenciaban los entrenamientos y los partidos, se veían reflejados en aquellos chicos, ´´eran´´ ellos mismos. El equipo de los chicos-ancianos, de los huérfanos-jubilados, era un desastre. No porque jugaran mal, sino porque no tenían medios, por lo que decidieron atracvar la sucursal de un Banco de valiosísima ayuda de dos de los ancianos, vestidos de monjitas.