TP. A Miguel Cañete la Marina le ha llamado, pero el problema de Miguel, con un hermano de seis años, es muy difícil de solucionar. El no es un recluta como los demás. Pero nadie le hace caso e inicia su intrucción, sufriendo las bromas de los compañeros. Su torpeza habitual pone furioso al sargento Canales, y la presencia de Quique, el hermano del recluta, en plena instrucción provoca el desorden en el pelotón y asombro sin límites en el sargento, que enfurecido le ordena llevárselo donde sea. La casualidad ha querido que el niño sea acogido con cariño en la propia casa del sargento.