TP. En Sevilla existe una institución donde se recoge y se ayuda a las jóvenes descarriadas. Muchas mujeres intentan olvidar su pasado y prepararse para un futuro mejor. Al frente de ellas está la Hermana Consolación, una monja graciosa con unos métodos pedagógicos particulares. Soledad ingresa en la institución. Al poco tiempo le confiesa a la Hermana Consolación que espera un hijo, diciéndole el nombre del padre. Fernando, que es así como se llama, es un señorito andaluz, atractivo y gracioso, con fama de conquistador. La Hermana Consolación lo recuerda muy bien, pero está dispuesta a salvar a Soledad.