TP. Cuando empieza la acción ya hace tiempo que Don Quijote y Sancho recorren la Mancha. Ya pasó lo de los molinos, las ovejas, los pellejos de vino, y hubo palizas y pedradas a manta. Son dos veteranos. Y ahora están en un altozano mirando anhelantes el correr de un coche donde, según Don Quijote, va secuestrada una bellísima Princesa. Y no está dispuesto a consentir tal canallada. Y Don Quijote ataca valerosamente. Pone en fuga a cochero y postillón y hace salir, galante, a la bellísima Princesa... que jura y perjura que es un Notario de Madrid. Don Quijote insiste en que ´´la´´ depositará en los brazos del hombre que ama: Gerinaldo, el trovador. El Notario se niega en redondo. Sancho, que no ha dejado de estudiar con ahínco el rostro y calva del Notario, comprende que el Mago Frestón (enemigo personal de su señor) ha hecho un maravilloso ´´trabajo´´ y que ´´aquello´´ es una linda chica. Y la ´´anima´´ a hacer feliz a Gerinaldo. Y se llevan al Notario hasta un castillo (que a Sancho le parece la