Le Llamaban Trinidad

 
TP. Después de atravesar medio desierto, cómodamente recostado en unas curiosas angarillas que remolca un escuálido jamelgo, Trinidad, que es muy macho, a pesar del nombrecito, descubre que su hermano mayor, un granuja peor que él, es sheriff del poblado en que se ha detenido a matar el hambre, y quedarse a descansar un rato. Su hermano, que está esperando, con la estrella puesta, a dos compinches suyos, con los que planea un buen golpe, intenta disuadirle. En la comarca se ha instalado una tribu de pacíficos mormones capitaneados por el patriarca Tobías. El cacique del pueblo ha intentado repetidas veces ahuyentarlos. Pero los mormones se resisten. Trinidad, el sheriff y su ayudante, junto al borrachín de Jonathan, se ponen de parte de los mormones porque con ellos conviven dos chicas preciosas. Como a los mormones les está vedado empuñar armas, habrá que afrontar la situación con otros recursos, sobre todo, la habilidad, el ingenio y la fuerza. Finalmente esto obtiene el resultado esperado.
Le Seguían Llamando Trinidad
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