NR18. También en España los jóvenes abandonan los campos y van a las ciudades para trabajar en la industria. Miguel es uno de ellos. Llegado a Barcelona, prueba fortuna en todos los oficios, sin lograr otra cosa que ser vencido por el desaliento, sin fe alguna en la vida. Un día descubre que el único camino para resolver su situación es plantarse delante de un toro. Todo comienza en una escuela de torerillos, especie de sótano en el que algunos jóvenes aprenden a manejar la muleta guiados por el maestro Pedrucho; después, con algunas recomendaciones y mucho más valor, Miguel se enfrenta con el primer toro de verdad en una corrida de pueblo. Cuando un empresario se fija en lo que Miguel puede dar de sí, el muchacho consigue torear en una plaza de verdad. Llega el día de la alternativa, el que le consagrará como torero. Desde ese momento los contratos afluirán, empezando una carrera desenfrenada de plaza en plaza, de éxito en éxito. Y también la endiablada carrera por el dinero. Cada día, después de recorrer centenares de kilómetros, a las cinco de la tarde, un toro espera a Miguel. Tiene dinero, se le invita en las casas de la alta sociedad; ha conseguido lo que quería... Pero el que ha elegido ese camino ya no puede retroceder. El momento de la verdad es, precisamente, aquél en que la muerte sella dicho destino de un modo solemne y trágico.