TP. España 1808. Por tierras andaluzas los bandoleros siguen alterando el orden. Hay revuelo en cada pueblo, en cada aldea. Por la sierra arriba se marchan muchos hombres que, quizá, no piensan volver. Allá abajo queda Carmen "Carmen la de Ronda". Nadie sabe de dónde viene, ni dónde va. Tiene el pelo negro, la boca roja, la piel blanca y una voz cálida, sensual, que habla de amor. Antonio está en prisión. Custodiado por José, un joven oficial francés. Carmen está entre los dos, y los dos están locos por Carmen. Carmen juega con ellos como dos marionetas y los utiliza, los enfrenta..., disfruta con ello. Surgen los celos. José, cegado por la pasión, se arrastra, mata, tiene que huir. Dos destinos cruzados que convergen en un punto, en una mujer, en Carmen. En la Serranía de Ronda, se ha perdido el eco de sus canciones. En su lugar, sólo hay rencor, odio, celos y una sombra fatal que sobrevuela la Serranía. Carmen ama de verdad, por primera vez, y además, tiene miedo a la muerte.